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miércoles, 15 de agosto de 2007

El Ayuntamiento habilita las instalaciones del Pozo Julia como paso previo al Parque Temático de la Minería


FABERO.— Cuando suena la sirena de la mina, hay a quien todavía se le pone la piel de gallina. Pero estamos en 2007, extraer carbón del subsuelo ya no es rentable y la sirena del Pozo Julia de Fabero ya no suena ni por un cambio de turno, ni por un accidente grave. Suena, simplemente porque algún turista le ha dado al interruptor.
El Ayuntamiento de Fabero ha habilitado para las visitas turísticas las instalaciones mineras del emblemático Pozo Julia, que en su día explotó la empresa Antracitas de Fabero.

Los edificios y terrenos han sido recientemente cedidos al Consistorio por la empresas Uminsa, su última propietaria, ya que sobre ellos está proyectada la construcción del Parque Temático de la Minería de Fabero para el cual se han desbloqueado ya más de tres millones de los Fondos Miner.

Pero como anticipo a este macroproyecto, el Ayuntamiento ha considerado oportuno sondear el interés que despierta el turismo minero.

Tras el gran éxito cosechado por la I Feria Internacional de Turismo Minero celebrada en el municipio en el mes de abril, fueron muchas las personas que pidieron a la Concejalía de Turismo municipal, que dirige Mari Paz Martínez, la reapertura de las instalaciones.

Desde principios del verano, mineros prejubilados han estado guiando a los visitantes por todas las infraestructuras del enclave que, aunque precisan algunas mejoras para la comodidad de los turistas, ha despertado mucho interés. De hecho, en lo que va de verano se han contabilizado ya más de 1.500 visitantes.

El Ayuntamiento de Fabero ha contratado también a una guía turística que está a disposición desde la pasada semana con el objetivo de prestar a los interesados un servicio profesional y adecuado, que se sume a los conocimientos específicos sobre los trabajos mineros que aportan los voluntarios.

Precisamente han sido estos mismos mineros prejubilados los que han construido una de las atracciones más llamativas de la visita, una reconstrucción del interior de una galería de extracción de carbón.

Se trata de una reproducción muy similar a las galerías reales y en la que se ha colocado todo tipo de material de trabajo de los mineros, desde el páncer hasta el martillo. Se han aprovechado también las vías de la maniobra de transporte de carbón sobre las que hay expuesto también un equipo de barrenar, vagonetas, mesillas, turbinas de viento, bastidores, mampostas y todo tipo de elementos de seguridad.

En el recorrido resultan también muy llamativos los teléfonos interiores, la máquina de Rayos X del botiquín, que tiene más de 50 años de antigüedad y la posibilidad de hacer sonar la sirena.

Además, son visitables para el público la sala de compresores, lde máquinas, las afueras del castillete del pozo vertical y la zona de duchas, vestuario, perchas y lampistería, donde todavía se conserva buena parte del instrumental de los mineros y dos exposiciones de fotos.

Las visitas son gratuitas y pueden realizarse de martes a domingo en horario de 10.30 a 13.30 y de 17.00 a 20.00 horas.

Si hace unos años, cada jornada de tarea a 275 metros de profundidad suponía un motivo de riesgo diario para miles los centenares de trabajadores que desarrollaban su tarea en el Pozo Julia, hoy, la cosa parece haber dado un vuelco.

La gente que ahora entra a esta mina lo hace por gusto, por disfrutar de un rato de original e interesante distracción con la que poder comprender el 'boom' de prosperidad que hace décadas alcanzaron las cuencas.

Otra cosa muy distinta es tratar de comprender la realidad que sufren hoy, varios años después de la crisis del carbón.

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